GASEOSA AMERICANA. Sobre el PEPCHA (Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico de Ávila)

Pepchicola, a mi lado me lo susurraban como un juego de palabras; y yo me reí. PEPCHA (Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico de Ávila) Pepchicola, solo un simple humorista juego de palabras; era esa la intención del concejal que lo susurró a mi lado; pero conforme el equipo director y el concejal responsable iban exponiendo en la Comisión -que entendía del asunto para su debate y aprobación en el Pleno del viernes que se avecinaba- los contenidos del Plan, se confirmaba algo (producto del estudio previo efectuado) que ya sabía: era más que un gracioso juego de palabras; era, por su contenido, gaseosa americana.

Efervescencia, mucha agua, edulcorante y poca esencia. Grandes temas, grandes propósitos que al quitar el tapón se desvanecen. La evanescencia sucedía conforme se leía el documento o conforme lo oíamos exponer.

A conservar, a proteger, a dar decoro a muchas míseras fachadas. Míseras no por desprecio sino por modestas y pobres; míseras fachadas qué hay qué salvar por pequeñas, por esenciales, por exiguas ante la necesidad elemental y primordial del cobijo, del vivir elemental. Loable y sustancial. También las ostentosas, necesarias y evidentes protecciones al gran edificio, al monumento. Loable y sustancial.

Muy escasa esta esencia; lo demás evanescente. Un Plan de Gestión, un Plan Especial de Protección y todo ello en la olla para cocer, a presión, de una Séptima Modificación del Plan General de Ordenación Urbana.

Una ocasión perdida. La gran pregunta, siempre por debajo, nunca fuerte y clara: ¿porqué las edificaciones, los solares del casco histórico de una de las mejores ciudades patrimonio de la humanidad están deterioradas, abandonadas, llenos de maleza, mal vallados; sin interés por  vivificarlos sus propietarios; sin interés de negocio por promotores? ¿Intenta por lo menos dar respuesta y solución, a este hecho incuestionable, este documento urbanístico que se quiere aprobar conteniendo las máximas figuras del urbanismo de las que una ciudad dispone: Plan de Gestión, Plan Especial, Plan General? La respuesta es ¡no!

El sistema del espacio público, el sistema de movilidad, el sistema de parcelación y propiedad, necesitan, para que el casco no se muera de inanición, de soluciones urbanísticas concretas, sabias y en el mejor sentido valientes, inteligentes y novedosas, cosas todas ellas que el documento pasa sobre ascuas y sin concreción.

Consecuencia de esa pregunta fuerte, no declarada en el PEPCHA, es el ARI. Después de seis años de ARI (Área de Rehabilitación Integral) -otro juego de palabras chistoso Zona ARI; el casco histórico de Ávila es, tristemente en estos momentos, semejante a desierto de AriZona- por el centro histórico solo ha aumentado la miseria urbana ante un tímido y fracasado intento de remoce. En toda ciudad española donde ha habido ARI esto ha supuesto un antes y un después del mismo ¿después de aproximadamente seis años de ARI en Ávila, en tiempos de vacas gordas, podemos decir, abulenses, que percibimos un antes y un después en nuestro casco histórico?

Un hecho urbanístico candente: el espacio público y la movilidad urbana (la accesibilidad va implícita en ella). Hoy día el espacio público y la movilidad no es solo cuestión de adecuación de plazas, calles y parques; y de establecer el ordenamiento del flujo circulatorio de automóviles y peatones, y eliminar barreras arquitectónicas. El espacio público y la movilidad se han de reconsiderar -más allá de todo esto- no en ordenamientos parciales, pequeños y cicateros, sino a lo grande, urbanísticamente hablando, en sitios como estos: PEPCHA. ¿Plantea el Plan una red sabia y jerarquizada de movimientos dentro del casco, y su permeabilidad con el resto de ciudad? ¿Plantea el espacio público, mal usado y mancillado, por la actual movilidad del coche –no es culpa suya si no le han ordenado- el cómo armonizar vehículo y peatón? No.

Una acción y no protección camuflada. Se protege la miseria urbana, se protege el monumento, se propugna el decoro: bien. Generalidades para los entornos de monumentos y las llamadas zonas de amortiguamiento, sistemas de espacio público, de movilidad, patrimonial…: bien; pero esto se queda en efluvios gaseosos si no se trata con acciones y concreta en algo tan ambicioso como un Plan de Gestión que es y dicen se desarrolla (el desarrollo está ausente) y algo tan preciso y normativo como para que se trate como figura urbanística que se lleva a aprobación: la “Séptima Modificación del PGOU de Ávila”. Y hasta parece hay intenciones camufladas ¿Dónde está la no protección disimulada? Pues en la ladera norte, al pie del lienzo correspondiente de la muralla. Se quiere, por el alcalde y el equipo de gobierno, horadar dicha ladera con un aparcamiento; se ha pedido opinión y permiso a la UNESCO, se ha  contabilizado la partida para su comienzo en los presupuestos del año 2011. ¿Califica esta ladera -parte “sagrada” del principal monumento de nuestra ciudad- el PEPCHA? No; y a la pregunta ¿qué pasa entonces con este nudo? se viene a contestar: es tierra en limbo urbanístico. ¿Qué se puede hacer ahí entonces, qué protección o calificación tiene en el PEPCHA, el PGOU? ¿Qué dice de esta zona tan sensible el Plan de Gestión? Nada. Cuando llegue el momento se hará lo que el alcalde disponga ¿Norma? ¿Ley? Lo que el alcalde prescriba.

Mucha agua, edulcorante, color y poca esencia. Pepchicola: gaseosa americana es este PEPCHA.

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Acerca de jachamorro

Arquitecto por la ETSAM. Doctor en Bellas Artes por la UCM. Profesor Titular de Universidad en la Facultad de Bellas Artes de Madrid en la UCM.
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